Steve Cohen, dueño de los Mets de Nueva York, rompió el silencio y reconoció públicamente que no ha cumplido con su promesa de llevar al equipo a una Serie Mundial en el plazo que él mismo había fijado. En un comunicado difundido en redes sociales, el multimillonario expresó su decepción y pidió disculpas a la apasionada afición de los Mets, a la que calificó como un pilar inquebrantable del club.
Desde que adquirió la franquicia en 2020, Cohen ha invertido miles de millones en nómina y talento de élite con la misión de transformar a los Mets en un contendiente perenne. Sin embargo, los resultados han estado lejos de lo esperado: eliminación en la Serie de Comodín en 2022, ausencia de postemporada en 2023 y la decepcionante eliminación reciente en 2025, pese a contar con una de las plantillas más costosas de todo el béisbol.
El empresario aseguró que se llevará a cabo un “post-mortem” para identificar tanto las causas obvias como las menos evidentes del fracaso colectivo. Ese análisis, según Cohen, será la base para tomar decisiones estratégicas que permitan redirigir al equipo hacia la competitividad real que los fanáticos reclaman.
Aunque sus palabras representan un paso importante, los seguidores de los Mets esperan más que disculpas. Quieren ver acciones concretas que se traduzcan en victorias y, sobre todo, en un campeonato. La paciencia de la afición tiene un límite y el tiempo de Cohen para cumplir con su promesa comienza a agotarse.
El futuro inmediato de los Mets dependerá de qué tan profundo sea el diagnóstico interno y de la capacidad de la gerencia para tomar decisiones audaces. Lo cierto es que, pese a los tropiezos, Cohen sigue comprometido con la franquicia. Ahora, deberá demostrar que su visión no es solo un discurso, sino un plan capaz de transformar la frustración en gloria.