La decisión de los Yankees de Nueva York de recontratar a Trent Grisham ha generado sorpresa entre los aficionados, especialmente porque su regreso vuelve a complicar el panorama de Jasson Domínguez. Aunque Grisham viene de una temporada brillante con 34 jonrones y un OPS de .812, su presencia vuelve a bloquear al joven jardinero, quien alguna vez fue visto como el próximo fenómeno del Bronx. Mientras Grisham se ganó su lugar en el terreno, Domínguez vuelve a quedar relegado en un rol secundario.
En 2025, Domínguez tuvo momentos prometedores, bateando .257 con 10 jonrones y 23 bases robadas en 381 turnos al bate, pero la falta de consistencia en su tiempo de juego afectó claramente su desarrollo. Intentar moverlo al jardín izquierdo fue un experimento fallido, con -10 Outs Above Average en una posición en la que nunca se desarrolló. La situación recuerda a otros casos en los que los Yankees han tenido dificultades para optimizar a sus mejores prospectos, como ocurrió con Clint Frazier.
Tras el Juego de Estrellas, Domínguez apenas recibió 110 turnos al bate y su producción cayó a .236/.288/.309, un descenso que refleja más falta de oportunidad que falta de talento. Con Grisham de regreso, el panorama no parece mejorar: todo apunta a otro año en el que Domínguez será suplente o usado solo en momentos aislados. Sin embargo, otros equipos aún ven potencial en él, y aunque su valor no es tan alto como antes, varios están interesados en darle un rol de titular.
Los Yankees ya han mostrado disposición a incluirlo en negociaciones, como cuando lo ofrecieron por el cerrador Jhoan Duran. Con Domínguez entrando a su temporada de 23 años en 2026, la organización debe decidir si finalmente le dará un rol estable o si lo utilizará como una pieza importante de cambio. Después de años de mala gestión y oportunidades limitadas, Domínguez corre el riesgo de convertirse en otro talento desaprovechado del sistema del Bronx.